COMO TANTOS OTROS QUE TRANSITAN



Como tantos otros que transitan
tiene la pena humilde
y en las sienes
un tanto así de la amargura ajena,
el casto trébol,
perdidamente la aureola del tabaco,
las pocas letras con qué acuñar
mi nombre.
Cedro en sus brazos me carga el horizonte.
Tiene montes perdidos en los brazos.
Un puñado de mar que lo ha nutrido
le puso a andar de golpe
un barco lleno.
El corazón así encumbró su vuelo.
Un puñado de mar. Me dio la sed
para cegar mi hastío
y los decenios de la pasión;
caracolillos rezumantes
me abordan los tobillos.
Tiene el trigo la clara esencia.
Se parte en partes equiláteras,
perfectas
y se ofrece. Es el aniversario del júbilo.
Me tiembla en cada médula,
me asalta poniendo un niño
azul
tras sus dos ojos.
Trajo del oso el gesto, el entrecejo.
Es generoso y rojo. Tiñe el día
de melancolía
a veces.
De cuajo en cuarzo estalla
y tiñe el día.
Como ninguno
entre tantos que transitan
un aire herrado en oro,
un brote alado,
el polen de la vida en sus corolas
puso a mi piel.
Como ninguno entre tantos que transitan.


Ana Istarú

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