DESNUDO


Desnudo estás,
como el primer árbol,
como el agua,
como el cielo
que sólo atina a sonrojarse.
Desnudo,
creciendo en piel
y en aromas,
como jazmín de madrugada
que prepara sus pétalos al abrazo...
A la rendición...
A la conquista.
Desnudo
(más desnudo que en el vientre milagroso
porque me miras a los ojos)
mostrándome tus cicatrices,
tus templos,
tus temores.
Mostrándome tu cuerpo,
prestándoselo a mis labios
que le muerden los anhelos
Desnudo,
ansioso por reinventar lo ya inventado,
porque tu desnudez se vista con la mía,
porque se mezcle la canela de tu sexo
con mis cuencos de menta y manzanilla.


Aida Elena Parraga

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